Deja pistas en una fotografía

Para dejar pistas y provocar preguntas un gran narrador no lo cuenta todo, solo lo suficiente, contar la historia y hacer que el argumento avance, nada más. Los detalles externos no aportan más que confusión. De hecho, más que abigarrar la historia, un mar de detalles mata el misterio y el interés. Una buena historia tiene algo de sorpresa, incita a la curiosidad y deja algo sin contar para que le demos vueltas. Quizá es una mirada de afecto que tiene la mujer pero ¿a quién está mirando una fotografía? Un rostro pasa a ser una silueta en el momento en que pulsa el disparador de la cámara fotográfica y de repente, una foto de una mujer concreta pasa a ser una foto de una mujer a que envuelve el misterio.

Lo que dejas dentro del encuadre debe ser parte de la historia, pero también del argumento visual

de la imagen, aunque sea simplemente para establecer el escenario. Sé muy selectivo. Deja un fondo con muchas cosas al disparar en plano amplio e indiscriminado no establece un escenario, es ser perezoso. Cuantos más elementos haya en el encuadre menos fuerza tendrá cada uno de ellos y el estudio se diluye.

Deja suficientes pistas para contar la historia y excluye las superficies para crear algo de misterio. Las preguntas sin respuesta interesan al espectador y crean una interacción entre la imagen y el que la mira. De igual modo, colocar detalles de la imagen que se descubren solo después de estar un rato mirando la imagen puede contribuir a crear esa sensación sorpresa o incluso de que nos ha dejado ser parte de algo. Le aporta a la imagen otra capa de significado que atrae al espectador más tiempo o con más frecuencia.